Si quieres calcular cual será la indemnización por accidente de coche, tendrás que fijarte en los diferentes factores a considerar para conseguir hacerte a la idea de cuál debería ser la indemnización final. Los nuevos baremos de 2017 han cambiado las reglas, destacando que las indemnizaciones por regla general han aumentado para beneficiar afectado. A excepción de las indemnizaciones que se refieren a los días impeditivos, en cuyo caso las cuantías han bajado. Con esto se puede decir que las indemnizaciones por accidentes leves han bajado, mientras que los medios y graves han aumentado.
Hay que tener en cuenta que a la hora de saber cuál es la cantidad exacta que nos corresponde tras haber sufrido un accidente dependerá de diferentes factores. A continuación te los vamos a exponer y te será de gran ayuda a la hora de usar una calculadora online para indemnizaciones de accidentes.
Incapacidad temporal
Este factor hace referencia al periodo de tiempo que la persona necesita para recuperarse desde que ha sufrido el accidente hasta que se recupera de las lesiones que ha sufrido.
La cuantía a cobrar dependerá de los días de hospitalización, días impeditivos y no impeditivos.
Días de hospitalización: según la última actualización, el accidentado tendrá derecho a cobrar un total de 75.18 euros cada día hospitalizado. Eso sí, para cobrar, la hospitalización tiene que ser considera grave o muy grave. En el caso de que la consideración sea muy grave, la indemnización por día ascenderá a los 100.25 euros por día.
Días impeditivos: ahora también se los conocen como días de perjuicio personal tras los últimos cambios. En este caso, la indemnización por día desciende hasta los 52.13 euros, frente a los 58.41 euros que se cobraban en el anterior baremo.
Días no impeditivos: ahora también se le conoce bajo el nombre de perjuicio básico. Y como el caso anterior, la indemnización por día también ha descendido. Actualmente se cobra 30.07 euros diarios, frente a los 31.43 euros.
Valoraciones de secuelas
Una lesión se puede convertir en una secuela si esta se alarga en el tiempo tras la recuperación de los daños provocados por el accidente. Estas secuelas pueden darse a nivel psicológico o a nivel físico. Y como es de esperar, en ambos casos el afectado tiene derecho a una indemnización.
Secuelas físicas: son las secuelas que hacen que la persona sufra una pérdida funcional o anatómica. No hay que olvidar que los dolores como las molestias también son reconocidas como secuelas y en consecuencia también tendrían derecho a indemnización. Dependiendo de la zona afectada, la indemnización será mayor o menor. Las zonas más protegidas y en consecuencia con más indemnización es la cabeza, tronco y cara. Para saber cuál será la indemnización, hay que acudir a un perito médico, el cual será el encargado de poner una cifra. También tendrá que evaluar los posibles perjuicios estéticos.
Secuelas psicológicas: son los daños no visibles pero que pueden afectar en el día a día de la persona afectada. La indemnización tendrá que ser fijada por un perito médico tras examinar a la persona y comprobar que las secuelas son reales y no inventadas.
Incapacidad permanente
Se considera incapacidad permanente cuando el accidentado no puede volver a su actividad laboral tras el tratamiento. Normalmente el problema viene dado por una pérdida de autonomía o por daños funcionales que impiden a la persona desarrollar sus labores como lo venía haciendo hasta el momento.
Para acceder a este tipo de incapacidad, hay que superar en primer lugar la incapacidad temporal. Tras esto, la persona será examinada por la dirección provincial del instituto de la seguridad social, donde se dirá si la persona pasa a disfrutar de la incapacidad permanente o no. Este tipo de indemnización se produce a través de puntos, cuanto más grave sea la incapacidad, mayor tendrá que ser la indemnización a recibir.
Daños económicos
El daño emergente es el precio que tiene el bien afectado a la hora de sufrir el accidente. Es decir, la persona que ha provocado el accidente tendrá que abonar a través de su seguro todos los daños que haya producido. Tendrá que abonar los bienes que se hayan deteriorado como los que se hayan destruido.
También hay que tener en cuenta el lucro cesante a la hora de calcular una indemnización final.
Por supuesto, es importante disfrutar de un buen asesoramiento para tener la certeza de que realmente vamos a recibir la indemnización que nos corresponde, ya que por regla general las aseguradoras siempre tienden a reducir para pagar lo menos posible.